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martes, 21 de agosto de 2012

a 101 años del nacimiento de mi padre Gustavo Dufour


Mi padre Gustavo Alberto Dufour nació en la ciudad de Buenos Aires el 24 de agosto de 1911 en la casa de la calle Independencia 2072 donde habitaban sus padres, Gustavo Marcos Pedro Dufour de 40 años y Herminia Gervaso de treinta y tres años. 



Mis Abuelos Gustavo y Herminia eran los propietarios de la Casa de Modas Gardiol ubicada en una casa de dos pisos en la calle Florida 589. En el primer piso estaban los salones de venta y de prueba, el escritorio de mi Abuelo Gustavo Dufour quien estaba a cargo de la parte administrativa de la Casa de Modas. El taller de costura también se encontraba en el primer piso ubicado en un patio techado con vidrios. Completaban las instalaciones de este primer piso un baño, la cocina y un comedor de diario que daban al patio del fondo. Una escalera llevaba a un entrepiso que contaba con tres habitaciones y un baño, y al piso superior. Este segundo piso de la casa de la calle Florida 589 estaba habitado por la familia y tenía siete habitaciones y un baño. La casa había sido construida hacia fines del siglo XIX y tenía ascensor, pese a ser antigua.


En esta casa vivían Gustavo y Herminia con sus tres hijos 


Gustavo Dufour (padre) con sus tres hijos
(de izquierda a derecha): Marcos (Coco),
Herminia (Chicha) y Gustavo (Vito) 

Como ocurrió en muchas familias de origen italiano, varios hermanos compartía la casa. Este también fue el caso de los Dufour-Gervaso. Mi abuela Herminia, sus hermanas Fedora, Aida y Palmira y su hermano menor Armando también habitaban la casa. Mi Abuelo Gustavo muere joven, a los 54 años de edad en 1925. La familia continuó habitando la casa y trabajando la Casa de Modas de la calle Florida 589 hasta el año 1930, cuando la debacle económica de 1929 llevó a la quiebra muchos negocios y entre ellos, a la casa de modas que se proveía de telas y vestidos desde Europa.
Mi abuela Herminia con sus hijos Marcos (Coco) y Gustavo (Vito) 
en la rambla de Mar del Plata Aproximadamente año 1920
Qué modelitos usaban !!!!

Mi papá fue siempre buen alumno. Cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº 4 del Consejo Escolar José Manuel Estrada donde había concurrido también su padre Gustavo. El primer año del colegio secundario los cursó en el Colegio Lasalle que se ubicaba en la calle Ríobamba 650 de la ciudad de Buenos Aires.

A la izquierda, Vito en el Colegio Lasalle
de la ciudad de Buenos Aires en el año 1925

Vito (así le decían) terminó sus estudios secundarios en el año 1932 con el título Electrotécnico en la Escuela Industrial Otto Krause. En ese momento la familia  estaba a cargo de un tío suyo, Don Rafael Lasalle, casado con su tía Fedora y se mudaron a La Quinta ubicada en lo que ahora es Gonnet, sobre el camino General Belgrano Km 8.

En el año 1933 comienzó sus estudios de Ingeniería en la Universidad de La Plata donde se recibió de Ingeniero Mecánico Electricista en 1938 y de Ingeniero Civil en 1940. Después de recibido hizo su servicio militar en el Regimiento de Zapadores Pontoneros de San Nicolás, provincia de Buenos Aires.

Vito, agachado a la derecha en el Servicio Militar en Zapadores
 Pontoneros de San Nicolás, Provincia de Buenos Aires.

Su primer trabajo fue en el Observatorio Astronómico de La Plata en las áreas Geofísica, Geodesia, Astronomía y Gravimetría, Entre los trabajos efectuados en el Observatorio fue comisionado a las Islas Orcadas del Sur para efectuar una medición gravimétrica.

04 de Junio de 1940.
De derecha a izquierda: Gustavo (Vito) Dufour, Enrique Levin, José
Mateo y ... ...,en Chubut, durante una campaña gravimétrica

Vito trabajó también en el Correo Central de la República Argentina como jefe de la Sección Técnica de la Dirección de teléfonos cargo obtenido por concurso, y en el Ministerio de Aeronáutica.  Por el cargo en este ministerio, al término de la Segunda Guerra Mundial,l fue Becado para estudiar en Londres las últimas tecnologías en materia de telecomunicaciones que se había desarrollado hasta ese entonces, con el objeto de implementarlas en Argentina:


  • Años 1946-1947: Cursó el ultimo año de la especialidad Telecomunicaciones y materias de posgrado en el  Imperial College of Cience and Technology (Universidad de Londres)
  • Año 1947: Curso completo sobre radar en el Marconi College de Londres.
Cuando  volvió a Argentina dispuesto a ofrecer todo lo que había aprendido (Destaquemos que expertos en radar no había muchas personas en el mundo en ese momento, ya que este dispositivo se desarrolló durante la segunda guerra mundial), el Ministerio de Aeronáutica lo destacó a un puesto administrativo desaprovechando los conocimientos adquiridos en Londres. En esa época trabajó en la Dirección General del Material Aeronáutico como Segundo Jefe de la Dirección de Radiocomunicaciones, fue Representante del Ministerio de Aeronáutica ante la Comisión de Estudios y Proyectos para el aeropuerto Ministro Pistarini (el aeropuerto de Ezeiza de Buenos Aires) para todo lo referente al control del transito aéreo. Participó en el mantenimiento de las instalaciones radioeléctricas del aeropuerto Ministro Pistarini, y fue  Inspector de los trabajos de instalación de los equipos radioeléctricos para el control del tránsito aéreo en el 4º piso de la aeroestación, entre otras tareas desempeñadas

En la decada del 50, aburrido de realizar tareas administrativas, renunció al Ministrerio de Aeronáutica y comenzó a trabajar en la empresa Electrodinie como jefe de la sección de Corriente Débil, hasta que dicha empresa que era estatal, se privatizó y fue comprada por sus empleados. Como él no quiso participar en la privatización comenzó a buscar trabajo. Recuerdo que se presentó en un concurso para ir a trabajar a algun pais de África ... por suerte no fue elegido. Si recibió una invitación de Enrique Gatti para ir a trabajar a San Juan en la incipiente carrera de Ingeniería Electromecánica dependiente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad nacional de Cuyo, puesto que aceptó gustoso.

Quiero destacar que paralelamente a su carrera profesional mi padre ejerció la docencia desde que se recibió. Se desempeñó como profesor en distintos Establecimientos Educativos (Escuela Industrial Nº 7, Escuela Superior Técnica del Ejército, Universidad Tecnológica Nacional Facultad Regional Buenos Aires

Se casó con Ana Margarita Fuschini en febrero de 1946 y del matrimionio nacieron cuatro hijos. La hija mayor murió a los pocos días de nacer mientras estaba becado en Inglaterra. Sus otros tres hijos nacieron en Argentina

Año 1946:  Una parte de la familia en la Quinta "Las Calas" en Gonnet. (de izquierda a derecha) Paradas: las Tías Fedora, Aida y Palmira. Sentados en segunda fila: mi Abuela Herminia, mi Tía Marta Fuschini, y mi Tío Coco Dufour. Sentadas en el piso: mi Tía Blanca (La Negra) Fuschini, mi Tía Teresita (la esposa de Coco), mi Madre Ana Margarita Fuschini con Blanquita Gunche Fuschini en brazos, mi Tía Chicha Dufour y una amiga de la familia: Dorita Campini. Sentada en el pasto, adelante de todos, María Laura Dufour (Pelusa, hija de mis Tíos Coco y Teresita)

En el año1962 mi padre cambió radicalmente su vida y se mudó a San Juan con la familia. El cambio fue enorme … pasar de vivir en BsAs viajando en tren a su trabajo a las 6 de la mañana y volviendo a casa a la noche … a vivir una vida pueblerina tranquila y llena de amigos. Siempre dije que esta eleccion de vida fue fantástica para toda la familia  

ferstejo del cumpleaños de 15 de Patricia


En esta etapa de su vida solo ejerció la docencia como profesor dedicación fulltime en las materias Mediciones Eléctricas y Máquinas Eléctricas en la Facultad de Ingeniería, Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Cuyo, posteriormente  en 1973, la Universidad Nacional de San Juan, donde trabajó hasta jubilarse en el año 1981. La facultad fue su segunda casa.

Fue una persona muy inteligente y recta. Tenía un carácter optimista por naturaleza. Su hobbie fue estudiar la historia de los relojes y leer. Es más, mi Padre era un amante de la lectura. Siempre recomendaba a los amigos los libros buenos que leía y así los prestaba. Muchos libros volvieron a las estanterías de su biblioteca, pero otros no. Él era conciente de esta situación y poco le preocupaba porque la solución ya la tenía implementada. Para que no se le "perdieran" los buenos libros de su biblioteca, Vito compraba a menudo dos libros igluales, uno para guardar y otro para prestar. Dejó al morir una gran biblioteca con textos de todo tipo en castellano, francés e inglés, idiomas que conocía perfectamente. Sus hijos procuramos que estos libros se repartieran en la familia y entre sus amigos. Cada cual eligió los libros de su agrado. 

Con mucho placer he podido apreciar años más tarde que una buena parte de esos libros hoy "lucen" en las bibliotecas de nuestros amigos, quienes también fueron amigos de mi Padre. 

Ya jubilado no se aburrió nunca, siempre tuvo un tema del cual ocuparse: ordenar su biblioteca, escribir sus memorias, hacer la telegrilla todos los días, traducir textos con temas locos como “Los atractores extraños”, “El caos determinista”, “El orden caótico”, “El boson de Higgs”, “Vitrajes”, “Superconductividad” y otros. En los últimos años aprendió computación, aunque él decía que saber computación era poder desarrollar programas para resolver problemas y no utilizar los que Windows te ofrecía. Todas las tardes jugaba Carta Blanca por el termino de una hora.

Disfrutaba calculando y ejecutando instalaciones eléctricas varias para los amigos y parientes, y malcriando a sus nietos cocinandoles papas fritas y huevos fritos … y tambien tortillas al rhum que eran su especialidad.

Vivió en San Juan hasta su muerte acaecida en Febrero de 2005 a los 93 años de edad.

PD Hay una cosa que nunca entendí : Le gustaba el arte, la pintura y la escultura pero no lo aplicaba a los trabajos que hacía .... las lamparas de pie de hierro soldado con pantalla de cartulina eran un verdadrero bodrio aun cuando ponía su empeño en ser prolijo !!

Si quieren leer lo que los amigos escribieron
comentarios de los amigos y familiares



5 comentarios:

  1. Un par de libros que no volvieron a la biblioteca de Vito fueron los Manuales Dubbel, porque Vito me los "regaló". Pongo esto de regalar entre comillas porque podríamos decir, también, que fue una extorsión.

    Un buen día, corría el año 1973, antes de viajar a la Obra de Agua del Toro, mirando la biblioteca de Vito exclamé: "...Vito, no me diga que tiene los Dubbel...", La respuesta no se hizo esperar, porque Vito era desprendido para toda cosa material: "... ¿Por qué, los necesitás? Llevalos...". Mi respuesta: "... Claro, Vito, les voy a dar utilidad en Agua del Toro...".

    Vito tomó los Tomos I y II de sus Dubbel forrados en cuero y me los entregó. Con cierto respeto, también con mucha discreción, procedí a guardar los Dubbel en mi bolso porque en breve me pasarían a buscar.

    Habrían pasado unos diez minutos y Vito irrumpió en el living diciendo: "... Ah... Eduardo, si no te casás con Mónica me devolvés los Dubbel...".

    Bueno después de más de 38 años de casado con Mónica, aún conservo los Dubbel en el mismo estado que Vito me los "prestó" aquella noche de 1973. Ciertamente hoy estos Dubbel son por su antigüedad, no por su información, una pieza de colección. Vito era así, era un tipazo.

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  2. Me quedaron grabadas las tortillas quemadas al rhum, receta que en casa siempre se repitió.
    Otra cosa que me viene a la memoria son los mega rompecabezas que se armaban en la casita de Córdoba.
    ¡Cuánta alegría me da haber podido compartir algunos momentos con ellos (Vito y Anita)!
    Gracias Mónica por el blog, es muy lindo.
    Besos a todos
    Maca

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  3. Mami, sinceramente me emocioné al leer cada linea de esta publicación del Blog. Gracias por describirlo tan claramente, Vito fue un genio en todos los aspectos.

    A veces lamento no haber pasado mas tiempo con Vito y Anita, disfrutando de todos sus conocimientos y vivencias, pero lo cierto es que por la distancia cuando vivíamos lejos, las "obligaciones" del estudio cuando estábamos más cerca y seguramente falta de madurez para entender que la vida "se nos pasa volando a todos"... muchas veces pienso que fue poco el tiempo que compartí con ellos. Tal vez poco, pero valioso sin lugar a dudas.

    Hay muchas anécdotas de travesuras de sus nietos (entre los que me incluyo) en la casa de San Juan y en "La Casita" en Córdoba, y que seguramente podremos compartir en tu blog, ya que en muchas de ellas, Vito fue "cómplice" nuestro.

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  4. Mami:
    Como Gonzalo, me emocione y volví a recordar tantas cosas lindas que vivimos con Vito y Anita.
    Tb recuerdo su biblioteca, las horas jugando con la maquina de escribir o cuando jugábamos a la inmobiliaria. ja, ja (seguro que Gonzalo y Gabriela se acuerda)y los despioles que le hacíamos... de mi parte le hurgeteaba todos los cajones... Tb tengo que nombrar cuando jugábamos al ladrones y policías (quien eramos los ladrones, los mas chiquitos, el Pato y yo) que nos encerraban... ja, ja, ja.
    Y como no olvidarme de la tortilla, pero era más rhum que huevo.
    Gracias por contar parte de una historia que no sabia y recordarme todo lo demás.
    Besos

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  5. Julio Benes

    Me parece muy bueno el trabajo de dejar escrito quién fue Vito. Estaba haciendo falta. Las personas mueren realmente cuando ya nadie se acuerda de ellos.

    El trabajo está muy lindo. Me encantó.

    Vos sabés que nuestra vida en San Juan estuvo siempre muy ligada a tu casa. Yo iba a hacer algún comentario pero prefiero hacértelo llegar primero a vos por si lo querés incluir, si te parece. Te lo mando como adjunto.


    “Lo conocí cuando llegó a San Juan subiendo los escalones de la Facultad de Ingeniería de tres en tres.

    Vito fue un ser excepcional. Me siento honrado de haber sido su amigo durante más de cuarenta años.

    Moderado en el comer y el beber, fue un sibarita, con sus platos especiales, el buen vino y el mejor whisky.  Le gustaba comer con champagne. Desayunaba pan con manteca y anchoas. La salsa picante que traía de Chile era otra de sus debilidades.  Parece que ésa sería la dieta que le dio una mente y memoria brillantes, y una vejez saludable.


    Aún hoy extraño el placer de las largas tardes que pasábamos charlando en su casa, o en su biblioteca, que era lo mismo. Fue un bibliófilo consumado, coleccionista de miles de obras.  No sólo los había leído todos, sino que recordaba el contenido de cada uno de ellos. Decirle, por ejemplo:

    -Vito, ¿no tenés Los Pasos Perdidos de Carpentier?  (La respuesta era: sí, esperá)

    Y buscaba en un fichero de tarjetas:

    - A ver …C, C, C Carpentier: El acoso, El siglo de las luces,  La música de Cuba, Los Pasos perdidos,…acá está.   Biblioteca D, estante IV, 122.  

    La biblioteca D podía estar en su escritorio,  en el comedor, en algún dormitorio o en el pasillo. Toda la casa era la biblioteca. El libro estaba en su ubicación 122 partiendo de la izquierda; y seguían los comentarios:   - Vos sabés que Carpentier fue un entusiasta adherente a la revolución cubana: Murió hace poco en París, creo que el año pasado, en el 80.  Y después venían los comentarios de la novela que él recordaba muy bien y la comparación con otras de sus obras.  Entre los libros aparecían, de vez en cuando, algunos cartones: eran los libros prestados que no tuvieron devolución.


    Además de ser un destacado ingeniero con una inteligencia brillante, fue un humanista en el sentido más amplio de la palabra. Admirador de la Naturaleza y de la Ciencia, conocedor de las Artes y la Literatura, respetuoso de las religiones, generoso y libre de todo prejuicio, un viajero incansable. 


    Fue mi mejor amigo, a pesar de la diferencia de edad, que cada vez es menor porque yo sigo envejeciendo y el mantiene sus brillantes 93 años muy bien vividos.

    Fue el gran Tío Vito de mis hijos.


    Hoy lo sigo extrañando. Extraño esas tardes de largas charlas, su don de gentes sin ampulosidad, con esa sencillez que no podía ocultar su bonhomía.


    Él se reía de los que creían que existían los platos voladores. Estoy convencido que era para disimular. Vito era un extraterrestre.

    Hoy, en el día de su cumpleaños me hubiera gustado acompañarlo con un buen whisky sin hielo y sin agua, “a lo cowboy”, como él decía.”


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