Hoy publico parte de las memorias de mi papá escritas alrededor de 1998. Evoca su infancia viviendo en la calle Florida de Buenos Aires y escribe sus recuerdos de cómo era esa calle emblemática a principio del siglo XX.
"Viví en la calle Florida 589 desde el
año 1913 o 1914 hasta 1930, y lo que sigue es lo que recuerdo de los comercios
establecidos, de las casa de particulares y de los sucesos ocurridos en esa
calle durante ese periodo y lo hago para cumplir con el pedido de mis hijos y
nietos.
HISTORIA La actual calle Florida nace el sábado
11 de junio de 1580, cuando Juan de Garay declara fundada a la ciudad “Ciudad
de la Santísima Trinidad del Puerto de Santa María de Buenos Ayres”. Desde 1744
recibe el nombre de “San José” y comunicaba la Plaza Mayor con el Bajo Retiro.
Desde aproximadamente el año 1800 se la conocía popularmente como “Calle del
Correo” y más familiarmente como calle “Del Empedrado” y se la conoció como “Florida”, cuando este
nombre le fue impuesto por el gobierno del Directorio a fines de 1814 para
conmemorar el triunfo alcanzado por las tropas del general José Antonio Alvarez de Arenales sobre los
realistas, el 25 de mayo de ese año en el pueblo de La Florida ubicado en el
Alto Perú. Desde entonces y salvo algunos años en que por decisión de Rosas se
la llamó “Perú” en 1845, siempre siguió siendo “del Empedrado”. En 1856 y bajo
la presidencia de Urquiza, se le restituyó el nombre que hoy ostenta.
RECUERDO Si bien la calle Florida
tiene este nombre desde la calle Rivadavia hacia el norte, para mí
también forma parte de ella el tramo comprendido entre Rivadavia y Avenida
Mayo, que lleva el nombre de Perú.
Perú entre
Rivadavia y Avenida de Mayo.
Vereda este. Había un solo edificio ocupado por la
tienda Gath & Chaves, antes de mudarse a su edificio propio de Florida
esquina Cangallo (hoy Pte. Perón). Según
contaba mi padre y no tengo ninguna prueba de lo que voy a decir, cuando el
edificio quedó desocupado salió a remate con una base de 1.000.000 de pesos y el que lo adquirió ofertó un peso más, es
decir lo compró por 1.000.001 pesos. Aerolíneas Argentinas tiene actual
mente sus oficinas en ese edificio, compartiéndolo con la confitería London
Grill que ocupa la esquina de Avda. de Mayo.
Vereda oeste. De esta vereda sólo recuerdo a la joyería y relojería
“Escasany’, que estaba en la esquina de Florida con Rivadavia. Para ciertas
épocas del año obsequiaba a los compradores unos pequeños libros de unos 5x7 cm, con hojas de papel biblia, que tenían
por tema “El Quijote de la Mancha”. Para
otras épocas regalaba a los compradores un dije de metal, en que la
calidad del metal mejoraba de acuerdo al importe de la compra. El dije era
conocido con el nombre de “Billiken” y creo que era una reproducción de Buda.
Florida entre
Rivadavia y Bartolomé Mitre.
Vereda este. Esta vereda estaba cortada por la
construcción de la llamada Diagonal Norte, cuyo primer y único tramo construido
hasta esa fecha era el comprendido entre San Martín y Florida. Estaban a la
vista partes de los edificios tirados abajo por la apertura de la diagonal.
Justo al lado de la demolición y sobre Florida, estaba la entrada del “Hotel
Palace”, hotel de categoría, actualmente desaparecido.
Al lado estaba la joyería y
relojería del Sr. Dartigues, francés y hombre de edad, amigo de mi padre. No
recuerdo el destino de los restantes edificios hasta llegar a Rivadavia. Entre
la diagonal y Bartolomé Mitre quedó un solar triangular donde se levantó el
actual edificio del Banco de Boston, con una impresionante puerta de entrada de
bronce, por su tamaño. El edificio fue inaugurado en noviembre de 1924, con la
presencia del presidente Marcelo Torcuato de Alvear.
Diagonal Norte y Florida El edificio que se ve es el Banco de Boston |
Vereda Oeste. Es muy poco lo que recuerdo de los
edificios existentes sobre esta vereda,
posiblemente la platería de
Mappin & Webb, pero lo que sí recuerdo, por haber estado algunas
veces en ese local es el restorán “Sportman”, ubicado en la esquina con
Bartolomé Mitre que tenía sobre la pared oeste y a una cierta altura, una
pantalla para proyectar películas.
Florida entre Bartolomé Mitre y Cangallo.
Vereda
este. En la esquina de Bartolomé Mitre estuvo en una época la tapicería de
“Los Gobelinos”, que luego se mudó a mitad de la cuadra, con venta de alfombras
y telas para tapizados y cortinas. Los edificios de esta cuadra quedaban
opacados por el de la “Galería Guemes, en su momento el edificio más alto de Sudamérica.
La parte central de la galería es un pasaje
que va de Florida a San Martín. Los locales que daban sobre Florida estaban
ocupados por la casa “Tow”, especializada en la venta de ropa para hombres. En
el subsuelo de la galería había un teatro donde a veces se representaban obras
bastante picarescas.
Actualmente, en el centro del pasaje, han
permitido la instalación de quioscos que lo afean.
Vereda oeste. La esquina de Bartolomé Mitre estaba
ocupada por una tienda muy importante “James Smart”, que tuvo que mudarse
cuando se continuó la diagonal norte, a su local propio, Florida esquina
Lavalle. Uno de los locales que seguían fue ocupado por la óptica ”Griensu”,
antes en Florida entre Sarmiento y
Corrientes, negocio donde compramos, allá por los años veinte, nuestra segunda
máquina fotográfica, una Kodak tipo cajón que sacaba fotografías de 6x9 cm. Se la
conseguía adquiriendo diez rollos de película, que costaban diez pesos.
Con ella sacamos muchísimas fotografías. Casi a mitad de cuadra estaba la
confitería “L’Aiglon”, famosa para nosotros porque nos compraban las “yemitas”,
bombones de huevo recubierto con caramelo y para la familia los “vol au vent”,
unos cilindros de hojaldre rellenos con ostra en un agujero central, cerrado
por un copete de hojaldre. El primer piso de esa confitería tenía una
importante abertura central que transformaba al piso en una pista circular,
donde se patinaba fines del siglo XIX. Posteriormente en esa ubicación, se
instaló la confitería “Boston” y en el primer piso se instalaron pistas de
bowling y mesas de billar. Cuando cursaba los últimos años de la Escuela
Industrial Otto Krause, era el lugar obligado para concurrir con compañeros,
los sábados por la noche, para jugar al bowling y al billar. La farra se
terminaba yendo al muy concurrido restorán
“Corrientes 11”, ya en la madrugada, a comer puchero de gallina. Seguía
hasta la esquina el local ocupado por la tienda Gath & Chaves, edificio
construido copiando arquitectura de las grandes tiendas francesas.
la calle Florida vista desde el balcón de la casa de mi padre Aprox 1928 |
Florida entre
Cangallo (Hoy Pte Perón) y Sarmiento.
Vereda este. De
esta vereda es poco lo que recuerdo, sólo el café Paulista, muy concurrido por
las tardes por familias que venían al centro para hacer compras. A mitad de
cuadra estaba la óptica “Mandel”, que recuerdo, porque ahí comprábamos, como
podría decir, unas formas japonesas de papel, que puestas en el agua se
hinchaban y al desplegarse mostraban bellísimas flores.
Vereda oeste. En
la esquina de Cangallo (hoy Pte. Perón) estaba el anexo de la tienda Gath &
Chaves, luego venía el local de la casa de óptica y fotografía de Lutz
Ferrando, aun existente, que primitivamente fue “Lutz y Schultz”. La Sra. de
Schlutz era clienta de casa y cuando venía para las pruebas, si era invierno,
dentro del manchón traía dos diminutos perritos. Cuando esto ocurría nos
llamaban para que los viéramos. Uno de
los locales de esta vereda estaba ocupado por el “Bazar Francés”, donde se
podía adquirir juegos de mesa de porcelana de Limoges en que el número de piezas quedaba
determinado por las necesidades del comprador.
Florida entre
Sarmiento y Corrientes.
Vereda este. En
esa esquina y aun lo está actualmente, se encuentra la farmacia Franco Inglesa,
originariamente de Badaracco y Bardin. A mitad de cuadra estaba el edificio del
diario La Nación con frente estilo español; para los talleres se entraba por
San Martín. No sé cual es su actual destino desde que todo el diario se mudó a
su nuevo edificio de Bouchard 557. Seguían negocios que no recuerdo de quien
eran hasta llegar cerca de Corrientes, donde ahora pienso que hay una librería,
pero que cuando éramos chicos estaba la firma Bullrich. La entrada por Florida
era estrecha y luego el local se ensanchaba sobre San Martín formando una L.
Como la firma estaba dedicada a la venta y remate de animales, en la parte
estrecha del local estaban en exhibición los vacunos en venta y me acuerdo de
que, aunque parezca mentira, cuando se entraba por Florida se lo hacía casi
rozando el anca del primer animal.
Cuando la firma se mudó a su local sobre la avenida Leandro N. Alem (ahora
Avda. Alvear), se construyó en ese terreno el cine Florida actualmente
desaparecido.
Durante las tardes, en esta esquina de
Corrientes, vendía un diario “La Unión” un señor bastante bajo con galera,
seguramente alemán por la forma en que voceaba el periódico. Durante las noches
de verano, en la azotea del edificio de esta esquina ponían una pantalla en que
se proyectaban los dibujos que sobre temas políticos hacía Ramón Columba, cuya
otra ocupación era ser taquígrafo del Congreso. Las proyecciones eran vistas
por el público que se ubicaba en la esquina diagonalmente opuesta.
Vereda oeste. En
la esquina había una importante tienda “A la Ciudad de Méjico”, actualmente
desaparecida y a mitad de cuadra una muy conocida librería “El Ateneo”, que aun
existe, una institución entre las librerías de Buenos Aires. En la esquina de
Corrientes estaba la casa “Mayorga que se dedicaba a vender artículos de cuero.
En el piso de arriba estuvo un tiempo el “Círculo Italiano”.
Florida entre
Corrientes y Lavalle.
Vereda este. En
la esquina hoy desaparecida de Corrientes debido a la ampliación de la calle,
estaba el bar de “Girard”, un francés de cara sonrosada y siempre sonriente que
atendía a clientes en su mayor parte de la sociedad porteña. Muchos domingos
por la tarde nuestro padre nos llevaba a tomar una bebida que a nosotros nos
parecía extraordinaria, simplemente porque el borde del vaso traía como una
cinta de azúcar, que teníamos que lamer. En ese día también venían pescadores
ambulantes, que en esa época llevaban dos canastas, una a cada lado de un palo
que llevaban sobre un hombro. Traían ostras que abrían para los clientes que
las comían con champaña. A mitad de cuadra y hacia 1930, tuvo sus oficinas un diario conservador
“La Fronda” muy combativo, hace tiempo desaparecido. Ya más cerca de Lavalle
estaban las oficinas de una compañía “Delfino”, vinculada a compañías de
navegación alemanas a la que pertenecían los “Cap” (Cap Arcona, Cap Polonio,
etc). En la esquina con Lavalle estaba la casa Max Glucksman, una de las
primeras firmas que se ocuparon de la fotografía y el cine, firma que hace
mucho tiempo que desapareció y en ese terreno levantó su edificio propio la
tienda “James Smart”, cuando la prolongación de la diagonal norte exigió la
demolición del edificio que esta tienda ocupaba en la esquina de Florida con
Bartolomé Mitre. En los pisos superiores había, o todavía hay, un hotel con
entrada por la calle Lavalle.
Vereda oeste. Esta
esquina de Corrientes
servía de platea
para ver los dibujos políticos que Ramón Columba proyectaba, durante la
época de verano, en la pantalla que estaba en la azotea del edificio
diametralmente opuesto. Muy cerca de esta esquina existió un negocio donde se
vendieron los primeros receptores de radio con válvulas, los “Radiola”. Estos
receptores trabajaban con teléfonos y uno de ellos fue el primero que llegó a
casa, adquirido por la señora de Gardiol, que hacía unos años que debido a su
parálisis total estaba en casa, donde vivió hasta su fallecimiento en 1925. El
siguiente edificio importante de la cuadra estaba casi en la mitad y
originariamente perteneció a una familia de la sociedad porteña, creo que de
apellido Rocha, que se lo vendió a la Sociedad Rural, que aun en la actualidad
tiene su cede allí. A esta casa seguía el local del “Richmond de Florida”, que
aun debe tener en el subsuelo las primeras canchas de bowling de la Argentina. A este bar nos llevaba
nuestro padre algunos domingos a ver jugar a las bochas. Entre los negocios que
seguían hasta la esquina, sólo recuerdo una platería muy importante, “Walser
Wald”.
Florida entre
Lavalle y Tucumán.
Vereda este. En
la esquina de Lavalle estaba y esta la farmacia “Murray”, seguían unas casas
particulares y luego un pequeño negocio de venta de tabaco de un señor Gorlero,
ciertos días a última hora de la tarde, se reunían dos o tres señores, entre
los cuales estaba mi padre, a charlar. Después de algunos negocios seguía la
ampliación del Jockey Club, donde estaba la biblioteca y la pinacoteca y luego
el edificio principal, con una planta en forma de L porque el club también
tenía entrada por Tucumán.
Había después dos casas simétricas, en la pegada al Club vivía un abogado solterón Carlos Carlés, hermano de Manuel Carlés creador de la Liga Patriótica Argentina, creada para luchar contra las organizaciones obreras y en la otra, la ubicada mas cerca de Tucumán, Florida 589, vivíamos nosotros. Estas casas no tenían planta baja, ésta estaba ocupada por negocios, debajo de nuestra casa estaba una compañía “Kardex”, especializada en la venta de archivadores y ficheros. La que estaba debajo de la casa ocupada por Dr. Carlés tuvo diferentes destinos. El negocio de la planta baja de la esquina de Tucumán tuvo diferentes destinos de los cuales tengo el recuerdo de cuando fue ocupado por la “Granja Blanca”, negocio para la venta de productos lácteos, porque tenía en la vidriera una estatua de Bartolome Mitré tamaño natural, hecha posiblemente de manteca y porque vendían un dulce de leche achocolatado riquísimo. En la planta alta vivía un traductor público nacional Señor Zoppi.
Jockey Club |
Había después dos casas simétricas, en la pegada al Club vivía un abogado solterón Carlos Carlés, hermano de Manuel Carlés creador de la Liga Patriótica Argentina, creada para luchar contra las organizaciones obreras y en la otra, la ubicada mas cerca de Tucumán, Florida 589, vivíamos nosotros. Estas casas no tenían planta baja, ésta estaba ocupada por negocios, debajo de nuestra casa estaba una compañía “Kardex”, especializada en la venta de archivadores y ficheros. La que estaba debajo de la casa ocupada por Dr. Carlés tuvo diferentes destinos. El negocio de la planta baja de la esquina de Tucumán tuvo diferentes destinos de los cuales tengo el recuerdo de cuando fue ocupado por la “Granja Blanca”, negocio para la venta de productos lácteos, porque tenía en la vidriera una estatua de Bartolome Mitré tamaño natural, hecha posiblemente de manteca y porque vendían un dulce de leche achocolatado riquísimo. En la planta alta vivía un traductor público nacional Señor Zoppi.
Vereda oeste
En la planta baja del edificio de la esquina de Lavalle, había
una compañía italiana de vapores de pasajeros, con una vidriera sobre Lavalle
donde exponía uno de sus barcos en una maquette de unos dos metros de largo. En
uno de los pisos superiores estaba la compañía “Pekham”, dedicada a vender
elementos para construir receptores, lo
que era muy común en esa época. Hacia 1930 tuvo sus oficinas la Liga Patriótica
Argentina. Posteriormente todos los pisos del edificio fueron ocupados por la
Dirección de Ingenieros del Ministerio de Guerra. Seguía una casa ocupada por
unos señores “Chandler y Zuretti” fotógrafos. Y luego otra cuya planta baja
tuvo muchos ocupantes. Recuerdo que ahí se exhibió un modelo de automóvil, no
recuerdo si Hispano Suiza o Isotta Fraschini. También en ese local se exhibió
la primera lavadora de ropa mecánica. En el piso superior vivía una familia
Fourcade o Lafourcade. Venía después la casa de la familia Pujol y luego en un
primer piso la del Dr. Castex. La entrada de este edificio esta flanqueada por
dos locales uno ocupado por la mueblería Glaser y el otro no recuerdo por
quién. En la planta baja de la casa siguiente Florida 578, estuvo la casa de
modas de la Sra. Gardiol, en la que mi madre fue vendedora. Cuando a la muerte
del Sr. Gardiol mi madre se hizo cargo del negocio y lo mudó a Florida 589, la
casa fue ocupada por unos franceses que vendían telas para cortinas. En el piso
superior se instaló la sastrería de Fiordalisi. Hasta que llegó esta familia
que tenía dos hijos prácticamente de la edad nuestra, puedo decir que fuimos
los únicos niños de la zona. En el local que seguía había en planta baja una
casa dedicada a vender adornos y muebles y en la alta la sastrería de
Risso. En el edificio esquina Tucumán,
había en la planta baja una tienda y los pisos los ocupaba una familia
Barrios.
Florida entre Tucumán y Viamonte
Vereda este. En
la planta baja
del edificio esquina
de Tucumán había un negocio de un Sr. Cabo que vendía corsés y fajas,
cosas que las damas usaban en aquella época. Los pisos superiores estaban ocupados
por la familia de Don Bernardo de Irigoyen, abogado y político con vasta
trayectoria en el país. Seguían uno o dos negocios y luego, dentro de la línea
de edificación la galería de Franz van Riel, artista y fotógrafo que tenía una
galería para la exposición de cuadros. Había negocios a ambos lados de la
entrada a la exposición; uno de ellos era el local de ventas de los automóviles
Hudson y Essex y otros eran ocupados en forma temporaria. En uno de ellos se
exhibió por primera vez el Ford con palanca al piso. Volviendo a la línea de
edificación había una antigua casa de un sastre, Sr. Segre, luego una
peluquería para damas de un francés Sr. Bohr, cuyo hijo fue compañero mío en el
Colegio Francés. Posteriormente esta familia volvió a Francia. En la esquina de
Viamonte había una casa particular.
Vereda oeste. En
la planta baja del edificio de la esquina estuvo la confitería Blas Mango, que
luego se mudó a Florida al 800. Ocupó el
local un negocio que vendía los habanos Partagás. En el piso superior vivía una
familia. La casa de al lado era un negocio para venta de cigarrillos Abdullah,
cuyo frente era una copia de uno de la Exposición de Arte Decorativo que tuvo
lugar en París en el año 1925. La casa que seguía era de una familia
Basavilbaso y las malas lenguas decían que una hija de se había escapado con el
chofer. Este edificio tenía un local en planta baja ocupado por la farmacia
Brancato, que se hizo famosa vendiendo la “gomina”, fijador para el cabello
hecho con goma tragacanto. Seguían unos negocios y hacia mitad de cuadra tuvo
sus oficinas el Automóvil Club Argentino en un primer piso. Este club, allá por
los años 20 o 30, organizaba la carrera para autos Buenos Aires-Córdoba en
cuatro etapas: Buenos Aires-Rosario, Rosario-Córdoba y vuelta con las mismas
etapas. Esta distribución de etapas permite deducir la bondad del camino pues
ahora ese trayecto se realiza en horas. Los días anteriores a la carrera eran
interesantísimos para nosotros
porque podíamos ver a todos los coches
que la correrían pues tenían que venir
para su homologación. En los locales que seguían estuvo la firma que vendía los
coches Franklin que se caracterizaban por tener refrigeración por aire. En otro
local se vendían los Chrysler, en esa época modelos 70 e Imperial 80. En la
esquina con Viamonte había una casa de familia."
Muy interesante!
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