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jueves, 8 de noviembre de 2012

Recuerdos de los veranos en Villa Mercedes


Hoy voy a recordar lindos momento vividos cuando era chica cuando compartía las vacaciones con mis padres, mis abuelos, mis tíos y primos en Villa Mercedes San Luis.
Espero que estos recuerdos sirvan para que mis primos y hermanos se animen a recordar y plasmar en papel las anécdotas que recuerden y así nutrir parte de la historia de nuestra niñez. Anímense a hacerlo, aunque sean solo relatos desordenados. Me comprometo a editarlos y mejorarlos, sin cambiar el sentido de cada recuerdo !!
Muchos veranos pasamos juntos las vacaciones en Villa Mercedes, ya sea en la casa de la ciudad o en el campo que tenían mis abuelos a 8 km de la ciudad.
Empezaré relatando lo que recuerdo de la casa de la ciudad. Era una casa antigua, tipo chorizo, en una planta, ubicada en la calle Suipacha 1768 del barrio de la Estación. Enfrente estaba el colegio de monjas “Sagrado Corazón”. Llegar allí para nosotros era toda una fiesta. Calle de tierra y con cordones muy altos (o así me parecía a mi que era chiquita). En el frente estaba la puerta de entrada con la placa de mi abuelo “Ing José Octavio Fuschini”, a ambos lados las ventanas con balcón. Las dos de la derecha pertenecían al comedor y al living y la de la izquierda al escritorio de mi abuelo. También tenía un portón lateral para el ingreso de los autos
Se ingresaba por un zaguán con escalones que llegaba a la galería que circundaba el patio principal, alrededor de la cual estaban los dormitorios y demás dependencias. El patio siempre impecable y lleno de plantas, ya que mi abuela era una fanática de las flores. En especial las “Maravillas” que no se que variedad de planta es y que llenaba de flores en patio. Tiene unas flores pequeñas color fucsia y la semilla es redonda y negra con albúmina blanca en el interior (ya les contaré lo que hacíamos con estas semillas).

En el centro del patio estaba la fuente con nenúfares y plantas acuaticas
En la foto Blanquita

Las habitaciones estaban una a continuación de la otra y todas tenían tres puertas, las laterales que las comunicaban a las otras habitaciones y una que daba a la galería. En cada habitación, hacia el callejón para los autos, había una ventana. Inclusive el baño tenía las mismas características y era complicado llegar apurado, porque había que cerrar tres puertas y una ventana para recién hacer uso del mismo. Era enorme, casi un salón de baile. Tenía una bañadera de pie, con patitas, el lavatorio y los sanitarios. Mis abuelos tenían su habitación a cada lado del baño, ya que dormían en habitaciones separadas. Había cuatro dormitorios, cada uno con su estufa a leña y como ya dije de dimensiones generosas. La casa seguía a través de un pasillo hacia el fondo dejando a la izquierda la despensa y la cocina que comunicaba a un segundo patio. Lo que recuerdo de la cocina es que era oscura, con la cocina económica a leña siempre prendida y lista para recibirnos con delicatessen. Mi abuela era una gran cocinera y trabajaba todo el día, era muy inquieta y cuando la casa se llenaba de hijos y nietos no quedaba otra que arremangarse. Los desayunos era pantagruélicos … manteca casera , leche traída del campo a la que se le formaba una capa de crema en la parte superior y que mi abuela retiraba con espumadera para hacer la manteca, mermeladas caseras de lo que quisiéramos, pan tostado. Tomábamos el café con leche en unos grandes tazones marrones, de los que conservo uno como recuerdo.
El patio del fondo era de tierra y tenía muchos árboles. Contra la medianera estaba el gallinero que nutría de huevos recién puestos los biscochuelos que hacía mi abuela.

Grupo familiar en el patio del fondo La ventana corresponde a la cocina
Aprox 1965

Para nosotros era una fiesta ir de vacaciones a Villa Mercedes, ya que compartíamos con nuestros primos muchos momentos y juegos. Era muy divertido y la casa se prestaba para inventar muchas cosas.
Durante el verano la casa se llenaba porque por lo menos tres de los hijos de matrimonio anfitrión iban con sus cónyuges y descendientes, o sea nosotros. Se agregaban camas, mi abuelo se mudaba al escritorio y dejaba su dormitorio, en fin todos estábamos cómodos porque la casa era realmente grande.
Los almuerzos eran muy concurridos y como ya dije, la que cocinaba era Mamama, mi abuela. La comida era simple pero muy rica. Muchas de las verduras se traían del campo: choclos, espárragos, lechuga, tomate. Y a veces le tocaba a alguna gallina o pollo del gallinero.
En el primer patio, al lado de la despensa había una habitación, una especie de depósito. Allí nos deleitábamos sacando trajes y disfrazándonos, cuando nos dejaban. Había baúles llenos de cosas que a mi me parecían extraordinarias y originales con mis cortos años, y seguramente eran cosas comunes guardadas a través del tiempo.
Una mención especial la merece la despensa. Recuerdo una balanza de dos platos con las pesas y muchos frascos para guardar la mercadería. En las estanterías había todo tipo de conservas y dulces.


Navidad de 1964 en la galería de la casa
Atrás mi abuelo José, mi abuela Margot, Monica y Vito
medio Nora y Anita
abajo Patricia, Nora Inés y Gustavo

Nuevamente los invito a escribir sus recuerdo para complementar los míos ¡ ANIMENSE !
Sigo otro día con las historias de la casa del campo y la vida tranquila que llevábamos allí, sin luz eléctrica  … había que irse a la cama cuando anochecía

Agrego una foto que saque en julio de 2021 cuando estuve de visita en Mercedes






Los dueños eran comerciantes almaceneros de apellido Persico, y la calle Suipacha, me recuerda Blanquita, antes se llamaba Pringles. La casa está ubicada a pocas cuadras de la estación del ferrocarril en Villa Mercedes y enfrente estaban las monjas.

José y Margot vivieron en esta casa desde mediados de 1945 y la mantuvieron alquilada hasta la muerte de José en el año 1971.




2 comentarios:

  1. Recuerdos de Nora Ines Fuschini

    Con Mami viajábamos en el Chevalier a pasar largas temporadas en Mercedes, porque papá se recibió de grande y tenía que estudiar, entonces nosotras dos íbamos a acompañar a Mamama y Papapa.

    Mamama hacía morcilla casera. Recuerdo que en una oportunidad, cuando todos dormían, fuí a la despensa. Siempre había ricos dulces y jaleas caseros guardados allí. Abro la heladera y bebo algo rojo que estaba en un tazón pensando en una rica jalea, pero mi sorpresa no fue agradable porque era sangre de cerdo que luego utilizaría en la morcilla.
    Recuerdo otra anécdota: En una oportunidad pasó por Mercedes Anita con Gustavo y un amigo. Papapa cuidaba y controlaba la evolución de una breva en la higuera del fondo y resultó que cuando se fueron las visitas Papapa apareció muy pálido nos dijo que la breva no esta mas. Parece ser que mi primo Gustavito se la comió!!.

    Yo acompañaba a mi abuelo a los remates en el Opel y en una oportunidad viajamos a Bell Ville a visitar a su sobrino Tatá Zinny, médico, para hacerle una consulta por mi reuma infeccioso. En esa oportunidad Elisa, la esposa de Tatá, me regaló lápices con el logo de Coca Cola. Yo chocha.

    Ya me iré acordando de otras cosas, muchos cariños para todos. Nora Inés.

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  2. Recuerdos de Blanca Gunche

    Ver la casa abandonada y sin los árboles de mora del frente da mucha pena.
    Creo que el colegio y convento de las monjas de enfrente de una manzana, ahora es una universidad o instituto terciario. Atrás tenía un patio muy grande.
    Usábamos la vereda para andar en bicicleta pues tenía baldosas a cuadritos, y lisa.
    Las de nuestra vereda tenían lajas de piedra grandes pero más desparejas.

    Cuando traían cajones con frutas del campo, Mamama, les regalaba frutas por cajón y ella muy contentas.
    Traían peras duraznos, membrillos, damascos.

    El colegio primario se llamaba MADRE CABRINI

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